Leyendas de Puebla: La dama de San Simón Tlanincontla

Leyendas de Puebla: La dama de San Simón Tlanicontla

Por fin es Lunes y por ello les compartimos estas leyendas poblanas recopiladas por los Maestros Salvador Mómox Pérez y Roberto Vélez de la Torre en su libro Leyendas de Puebla. En esta entrega es turno de San Simón Tlanicontla (hoy Domingo Arenas), ay nanita seguramente encuentras una lección en esta leyenda:

La Dama de San Simón Tlanicontla.

En épocas muy recientes en la carretera que conduce del municipio de Huejotzingo a San Simón Tlanicontla (hoy Domingo Arenas, población muy cercana al volcán Popocatépetl) ocurrieron hechos que por el desenlace que tuvieron provocaron el terror en muchos de los habitantes. Inclusive taxistas que hacían servicio por esos lugares fueron protagonistas de visiones extraordinarias, como las que a continuación se relatan.

Anacleto era un taxista que por años había hecho recorridos por estas poblaciones. Un día al regresar de uno de sus tantos servicios, vió que en un crucero se encontraba de espaldas una hermosa joven que en la penumbra de la noche y bajo la luz de los faros, se podría distinguir con toda claridad. Poseía un bello cuerpo, su pelo muy abundante colgaba hasta un poco más abajo de su cintura. Esta se encontraba ajustada por un hermoso vestido blanco con extrañas manchas negras.

De manera muy cortés, como «acostumbraran» serlo todos los taxistas se dirigió a la dama y le preguntó:

– Señorita ¿Puedo llevarla a su casa?

Repitió la misma frase varias veces obteniendo como respuesta el más absoluto silencio.

Intrigado por la curiosidad bajó de su coche para invitar más de cerca a esa hermosa mujer. En ese momento la dama empezó a dar pasos por el camino que lleva al volcán Popocatépetl. El se volvió a subir a su vehículo iniciando una persecución muy curiosa, ya que a pesar de ir ella a pie y en el coche, cada vez que la alcanzaba, ella como si volara volvía a alejarse.

Anacleto, casi sin darse cuenta que esta persecución lo llevaba a las faldas del volcán, prosiguió. Al llegar a una zona boscosa, en donde la noche parecía que se hacía mas oscura, alcanzó a la dama y observó que su rostro, era de una yegua y que sus pies en sí eran cascos. Aterrorizado, como pudo, dio vuelta a su coche para desandar el camino y notó en ese momento que la hermosa dama eran en realidad una extraordinaria yegua pinta con una bella crin negra. Ahora este animal se le enfrentaba y no le dejaba pasar.

Sin pensarlo más aceleró y arrojó el coche al cuerpo del equino el que misteriosamente se convirtió en humano que pudo cruzar sin dificultad y huyó lo más rápido que pudo.

La experiencia de Anacleto la compartió a sus compañeros taxistas.

Algunos tuvieron la oportunidad de ver a la dama sólo que nunca tomaron la decisión de deternerse, suerte que no corrieron otros hombres que al ir a pie o en bicicleta, persiguieron a la dama, y al darle alcance no tuvieron oportunidad de escapar.

Las consejas populares, relataron que estos hombres aparecieron al día siguiente, tirados en diversas partes de las faldas del Popocatépetl, con una incisión perfecta en el pecho, por la que extrajeron el corazón.

Es muy importante que los hombres sean muy prudentes y no se dejen arrastrar tan fácilmente por una silueta hermosa sin conocer a fondo las intenciones que esconden detrás de ellas.

Fuente: Libro Leyendas de Puebla
Autores:
Salvador Momox Pérez
Roberto Vélez de la Torre
Edición 2004
páginas 23, 24, 25.

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